La cartera de inversión
Una cartera de inversión es el conjunto de activos que componen el patrimonio del inversor. Se debe perseguir el logro de un equilibrio entre el horizonte temporal, liquidez, rentabilidad y riesgo.
Los productos de inversión que se elijan deben estar supeditados a las necesidades de ahorro que se tengan:
- Dinero para hacer frente a imprevistos y gastos corrientes. Hay que invertir en productos a corto plazo, con elevada liquidez, poco riesgo y rentabilidad ajustada. Este “colchón” debe suponer en torno a cuatro meses de los ingresos de la familia. Los productos adecuados serían los depósitos bancarios.
- Dinero para futuros gastos como adquisición de una vivienda. El plazo de la inversión se amplía, por lo que se reducen las necesidades de liquidez procurando obtener más rentabilidad con un riesgo limitado. Se invertiría en renta fija y en valores de renta variable (acciones)
- Ahorro para la jubilación. La inversión es a largo plazo, hay menos necesidad de liquidez y se pueden asumir mayores riesgos. Las alternativas de inversión en este caso, se multiplican.
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